13 de abril de 2011

Según un estudio, los que comen por compulsión podrían sufrir de una 'adicción a la comida'


La exposición a 'señales' alimentarias podría activar los mismos circuitos cerebrales que tienen que ver con la adicción a las drogas y el alcohol
Traducido del inglés: martes, 5 de abril, 2011
Imagen de noticias HealthDay

En particular, la exposición a ciertas "señales" alimentarias, en ese caso imágenes de un batido de chocolate, activaban el circuito de recompensa del cerebro.
LUNES, 4 de abril (HealthDay News/HolaDoctor) -- Las personas que comen de manera compulsiva muestran una actividad similar en las mismas regiones cerebrales que las personas que son adictas a las drogas o al alcohol, según una investigación reciente.
"Esto confirma que la adicción a la comida se relaciona con los centros de recompensa", afirmó Bonnie Levin, profesora asociada de neurología y directora de la división de neuropsicología de la Facultad de medicina de la Universidad de Miami. "Se trata de un proceso impulsado por la biología, no sólo de un problema conductual".
Levin no participó en el estudio, que aparece en línea hoy y en la edición de agosto de la revista Archives of General Psychiatry.
Esta no es la primera vez que los científicos han observado indicaciones de que ciertas personas podrían tener una adicción a la comida similar a la dependencia de sustancias, sobre todo dado que tanto las drogas como los alimentos provocan la liberación de dopamina. Sin embargo, esta es la primera vez que la correlación ha sido notada en personas que realmente califican como "adictos a la comida" en una medida aceptada de dicha adicción.
En este caso, unas cuarenta mujeres jóvenes saludables con un peso corporal que iba de delgadas a obesas fueron primero evaluadas con la Escala de adicción a la comida de Yale, y luego monitorizadas mediante imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf).
Primero, se enseñó a cada mujer una imagen de un batido de chocolate y una de un vaso de agua.
Luego, les pidieron que probaran el batido (cuatro bolas de helado de vainilla, leche al dos por ciento y dos cucharadas de sirope de chocolate) o una solución que tenía sabor a saliva natural, ya que el agua sola habría activado partes del cerebro relacionadas con el gusto.
Los investigadores eligieron batidos no sólo porque tienen un alto contenido de grasa y azúcar (el azúcar ha sido relacionado con la adicción a la comida de forma muy constante), sino también porque podían ser consumidos con relativa facilidad a través de un pequeño tubo en la boca. Al contrario, la masticación que conllevan las barras de dulce y otros postres hubiera hecho que las participantes movieran la cabeza durante el escáner.
Una hipótesis resultó cierta casi de inmediato. Las mujeres con puntuaciones más altas de adicción a la comida mostraron más actividad en las partes del cerebro asociadas con la adicción al ser expuestas a imágenes de los deliciosos batidos de chocolate.
Pero, de forma inesperada, cuando probaron la comida real, las mujeres mostraron menos activación, lo que podría deberse a que "el cerebro es inundado a cada rato, lo que desactiva algunos reactores de recompensa", explicó la autora líder del estudio Ashley N. Gearhardt, candidata doctoral en psicología clínica del Centro Rudd de la Universidad de Yale, en New Haven. "Tal vez piense que es lo mejor que ha probado, pero no cumple con las expectativas. Tal vez por eso coman más".
En el estudio, los autores notaron que un tercio de los adultos estadounidenses son ahora obesos, y que la enfermedad relacionada con la obesidad es la segunda causa principal de muerte prevenible. También explicaron que se necesita más investigación para clarificar sus resultados. Señalaron, por ejemplo, que su estudio no midió el hambre, que podría tener un impacto sobre las puntuaciones, y fue exclusivamente en mujeres.
A pesar de algunas limitaciones, los investigadores opinaron que los patrones nerviosos específicos de activación cerebral en algunos sujetos sugerían adicción, y estaban particularmente preocupados por el hallazgo de que meras imágenes de comida podían activar tanto el cerebro.
"En realidad, lo que veo como un gran problema es nuestro ambiente alimentario. Si piensa que estas señales comienzan a provocar el problema, el peor ambiente en que se podría posiblemente estar es el que tenemos", lamentó Gearhardt. "Todos esos anuncios, todas esas máquinas expendedoras. Si se cambiara cada una de esas en una señal para el alcohol, y usted se intentara recuperar del alcoholismo, sería imposible".
"La publicidad está en todas partes, y ejerce una potente influencia sobre nuestra conducta. Pero también puede tener un impacto positivo, al ayudar a las personas a desarrollar estrategias de autocontrol más exitosas, modular los antojos de comida y elegir opciones más saludables", aseguró Levin.
Otra inquietud fue que alrededor del diez por ciento de las personas que no necesariamente calificaban como adictas a la comida también mostraron cierta activación en regiones cerebrales relacionadas.
"Aunque un pequeño porcentaje podrían ser adictas en toda regla, algunas podrían mostrar síntomas subclínicos como muchos antojos", señaló Gearhardt. "Esto podría tener un costo amplio sobre la salud pública".
Gearhardt espera que el estudio impulse a la comunidad científica a aceptar la adicción por la comida como una enfermedad, reduciendo así el estigma entre las personas más gordas y llevando a formas más eficaces para que pierdan peso.
"En esta sociedad, nos culpamos a nosotros mismos, creemos que es culpa nuestra", apuntó Gearhardt. "Cuando finalmente decidimos ver que el alcohol tenía el potencial de causar un proceso adictivo, dejamos de culpar a la gente y comenzamos a ayudarla".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Ashley N. Gearhardt, M.S., M.Phil., doctoral candidate, department of clinical psychology, Rudd Center, Yale University, New Haven, Conn.; Bonnie Levin, Ph.D., associate professor of neurology and director, division of neuropsychology, University of Miami School of Medicine; August 2011 Archives of General Psychiatry, online, April 4, 2011
HealthDay

5 de abril de 2011

La risa puede hacerle sentir bien y es buena para el corazón


Una buena risotada podría aliviar el estrés y mejorar la presión arterial, según una experta

Robert Preidt
Traducido del inglés: viernes, 1 de abril, 2011
Imagen de noticias HealthDay
"La risa aumenta el flujo sanguíneo y mejora la función de los vasos sanguíneos. Reducir el estrés es particularmente beneficioso para las personas que sufren de hipertensión [presión arterial alta]", aseguró en un comunicado de prensa de la Sociedad de Cirugía Vascular la Dra. Vivienne Halpern.
VIERNES, 1 de abril (HealthDay News/HolaDoctor) -- Reírse a sus anchas el Día de los inocentes de abril, o cualquier otro día del año, ayuda a aliviar el estrés y beneficia a los vasos sanguíneos, asegura una experta.
Abril es el mes nacional de concienciación del estrés en EE. UU.
"La risa reduce el nivel de hormonas del estrés [cortisol, epinefrina, dopamina y hormona del crecimiento] y aumenta el nivel de hormonas que fomentan la salud [endorfinas y neurotransmisores] ", explicó Halpern. "Esto puede resultar en un sistema inmunitario más fuerte y menos efectos físicos del estrés".
Además de reducir el estrés y mejorar el flujo sanguíneo y la función de los vasos sanguíneos, la risa ayuda a relajar los músculos y crea una sensación de bienestar, añadió.
La hipertensión se relaciona con el accidente cerebrovascular, una importante causa de muerte en Estados Unidos.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Society for Vascular Surgery, news release, March 28, 2011
HealthDay

1 de abril de 2011

Estudio asocia la dieta rica en pescado con huesos más fuertes

Traducido del inglés: jueves, 31 de marzo, 2011

Por Kerry Grens
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los adultos mayores que consumen gran cantidad de pescado conservan una mejor densidad ósea que los que comen menos, reveló un nuevo estudio que, sin embargo, no prueba que ese hábito alimentario refuerce los huesos.
Los autores sostienen que la combinación de distintos aceites presentes en el pescado evita que los huesos pierdan masa en el tiempo.
"Los ácidos grasos omega 3 del pescado previenen" la pérdida ósea, dijo la autora principal, doctora Katherine Tucker, profesora de la Northeastern University.
El estudio también demuestra que prevenir la pérdida de masa ósea no es tan simple como aumentar el consumo de ácidos grasos omega 3.
El equipo de Tucker analizó encuestas, realizadas en las décadas de 1980 y 1990, sobre los hábitos alimentarios de más de 600 adultos mayores de Framingham, Massachusetts. Se les midió la densidad ósea en la cadera cuatro años después.
Las mujeres que comían tres o más porciones semanales de pescado como salmón o caballa, habían perdido menos cantidad de masa ósea cuatro años después que las participantes que consumían menos cantidad de pescado.
Los hombres que comían ese tipo de pescado o atún por lo menos tres veces por semana habían logrado el mismo efecto comparado con el resto.
El estudio no pudo demostrar que el pescado fuera la causa de esas diferencias, sino que ambos factores están asociados. El pescado es rico en omega 3 (EPA y DHA).
Al indagar más en la dieta de los participantes, el equipo pudo determinar el nivel de consumo de los ácidos grasos omega 3 y omega 6. Halló que el efecto óseo no se limita a los ácidos grasos omega 3.
El consumo de altos niveles de un ácido graso omega 6 (ácido araquidónico) estuvo asociado con una menor pérdida ósea en las mujeres, pero sólo cuando consumían altos niveles de grasas omega 3.
"Es como si estuvieran bien equilibrados", dijo Tucker. "Si se tienen niveles muy bajos de ácido araquidónico, no se ven los beneficios de los omega 3 (...) No se puede solamente tomar un suplemento de uno y obtener un buen efecto".
Es más, el consumo exagerado de una grasa sería dañino. En los hombres, el consumo elevado de ácido araquidónico y reducido de los omega 3 estuvo asociado con una mayor pérdida ósea.
Para Tucker, aún no existe la fórmula exacta de ácidos grasos omega 3 y 6 beneficiosa para la salud ósea. El pescado, dijo, parecería proporcionar un buen equilibrio. La American Heart Association recomienda consumir dos porciones de pescado por semana.
Los Institutos Nacionales de Salud financiaron el estudio, publicado en American Journal of Clinical Nutrition.
La pérdida de la masa ósea es normal durante el envejecimiento. Cuando los huesos pierden densidad, aumenta la posibilidad de sufrir fracturas.
El estudio no analizó si las diferencias observadas en la disminución de la densidad ósea entre los participantes influía en el riesgo de fracturas.
FUENTE: American Journal of Clinical Nutrition, 2 de marzo del 2011.
Reuters Health

La combinación de dieta y ejercicio parece funcionar mejor para los adultos mayores obesos


Hacer ambas cosas ayuda a perder peso y aumenta el vigor, pero el ejercicio por sí mismo no es suficiente para perder peso, según un estudio
Traducido del inglés: jueves, 31 de marzo, 2011
Imagen de noticias HealthDay
El hallazgo podría sonar obvio, pero el autor líder del nuevo estudio aseguró que anteriormente no se había comprobado entre los mayores de 65.
MIÉRCOLES, 30 de marzo (HealthDay News/HolaDoctor) -- Una combinación de dieta y ejercicio puede ayudar a los adultos mayores obesos a mantenerse en forma mucho mejor que con una sola de las dos estrategias, según informaron los investigadores el miércoles.
De hecho, a algunos médicos les preocupa recomendar cambios en la dieta y ejercicio a las personas de mayor edad por temor a que esa pérdida de peso les haga perder masa muscular y ósea, lo que incrementaría su fragilidad, según el geriatra Dr. Dennis T. Villareal, cuyo estudio aparece publicado en la edición del 31 de marzo de la New England Journal of Medicine.
Sin embargo, los hallazgos sugieren que las personas de mayor edad, con aprobación de un médico, deben combinar la dieta y la gestión del peso "para mejorar su función física y calidad de vida, además de retrasar su necesidad de ser institucionalizados", aseguró Villareal.
Al menos el 20 por ciento de los adultos mayores son obesos, un paso por encima de tener simplemente algo de exceso de peso, cifra que aumentará con el envejecimiento de los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, agregó Villareal. Actualmente es jefe de geriatría del Centro Médico de VA de Nuevo México, aunque comenzó la investigación cuando estaba en la Facultad de medicina de la Universidad de Washington en San Luis.
En el ensayo de un año, Villareal y sus colegas le dieron seguimiento a la salud de 93 personas obesas de 65 años o mayores. Los participantes fueron asignados a uno de cuatro grupos: Algunos participaron en una rutina de ejercicios de noventa minutos (que incluía estiramiento, actividad aeróbica y entrenamiento en máquinas con pesas) tres veces a la semana. Otros redujeron sus dietas en entre 500 y 700 calorías diarias, más o menos el equivalente a un par de porciones de cereal bajo en azúcar con leche descremada. El tercer grupo hizo dieta y ejercicio, mientras que el cuarto, como control, no participó en ninguno de los programas.
Los que hicieron dieta y ejercicio lograron los mejores resultados y perdieron el nueve por ciento de su peso sin perder masa corporal magra, incrementaron su consumo de oxígeno y mejoraron su fuerza y su equilibrio. El grupo de solo dieta perdió el diez por ciento de su peso, pero no logró mejorías físicas similares.
Además, el grupo de ejercicio, junto con el grupo de control, no perdió peso.
No sorprende que los que solo hicieron ejercicio no perdieran peso, señaló VIllareal. "Existe el mito de que el ejercicio funciona para perder peso", dijo, y agregó que debe ser intenso para que así sea.
En general, los investigadores informaron en su estudio que la dieta o el ejercicio por sí mismos sí mejoraron la función física en cerca de 12 y 15 por ciento, respectivamente. Pero combinarlos mejoró el desempeño físico general en 21 por ciento.
Eso es importante porque "la obesidad exacerba la reducción en la función física relacionada con el envejecimiento, que causa fragilidad, reduce la calidad de vida y causa aumentos en las admisiones a hogares para ancianos", anotaron en el estudio.
Los hallazgos tienen sentido, aseguró Alice H. Lichtenstein, directora del Laboratorio de nutrición cardiovascular del Centro de Investigación sobre la Nutrición Humana Jean Mayer del USDA de la Universidad de Tuft. "Impresiona que lograran que la gente cumpliera con la dieta y realizara actividad física", agregó.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Dennis T. Villareal, M.D., chief of geriatrics, New Mexico VA Medical Center, and professor, medicine, University of New Mexico, Albuquerque; Alice H. Lichtenstein, D.Sc., professor, nutrition science and policy, and director and senior scientist, Cardiovascular Nutrition Laboratory, Jean Mayer USDA Human Nutrition Research Center on Aging, Tufts University, Boston; March 31, 2011, New England Journal of Medicine
HealthDay

Dejar de Fumar definitivamente